viernes, 8 de mayo de 2009

La gestante Kafkiana



Uno de los momentos más cómicos del día sucede al intentar levantarme de la cama. Afortunadamente aún puedo dormir del lado izquierdo y boca arriba, aunque esta última posición la evito porque me doy miedo, parezco Sarah Bernhardt durmiendo en su ataúd. Además, tendría que ponerme un cojín en las rodillas para que mi espalda no sufra. Y luego dicen que el embarazo no es una enfermedad.... Pues no me imagino a los seres sanotes teniendo que recurrir a todo tipo de estrategias para dormir.
El año pasado cambié de cama, colchón incluído, y compré uno de esos de viscolatex que se adaptan a las curvas pronunciadas. Y es que esto de haber nacido con un cuerpo pin-up tiene sus inconvenientes. Qué bien me habría venido un cochón de muelles, de esos que te mueves un poquito y te tira de la cama. Pero no, en mi nuevo colchón el cuerpo se me queda bien metidito en su molde y de ahí no lo mueve nadie.
La escena de mi despertar es parecida a la de Gregorio Samsa en el magistral libro Las metamorfosis de Kafka.

"Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.
(...)
«¿Qué pasaría -pensó- si durmiese un poco más y olvidase todas las chifladuras?»

Pero esto era algo absolutamente imposible, porque estaba acostumbrado a dormir del lado derecho, pero en su estado actual no podía ponerse de ese lado. Aunque se lanzase con mucha fuerza hacia el lado derecho, una y otra vez se volvía a balancear sobre la espalda. Lo intentó cien veces, cerraba los ojos para no tener que ver las patas que pataleaban, y sólo cejaba en su empeño cuando comenzaba a notar en el costado un dolor leve y sordo que antes nunca había sentido"

Finalmente consigo incorporarme gracias a una estrategia que he ideado de pies palanca, al puro estilo "Enredos", ese juego infantil con círculos de colores y manos y pies donde los amigos nos enredábamos hasta no saber si la mano era el pie y si ese pie era el tuyo. Pues bien, la estrategia de pies palanca consiste en sacar una pierna de la cama e introducir el pie entre el canapé y el colchón. La otra pierna se entrelaza con la pantorrilla y se presionan los dos pies ayudada por el impulso de los codos, que se van elevando hasta que las palmas de las manos sirven de base al peso. Así de sencillo. No tiene más misterio que las horas empleadas en diseñarla, destrozándome los riñones y aguantando las quejas del futbolista que llevo dentro. Pero una vez que se coge el tranquillo es bien fácil.
Y después de incorporarme en el borde de la cama toca dar el paso de pisar suelo firme y ponerme en marcha. Pero ésa es otra historia.

2 comentarios:

  1. Jejeje...interesante descripción sobre tu embarazo, me encanta!!! eso si cuidadito con lo que dices del gestador jejejjej....TAM

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  2. Eso digo yo, jejeje, gestador de la colina (orográficamente hablando, claro) No te preocupes, pasará por la censura, aunque algo se colará por error.....jeje.
    YTTAM

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